"¿Me permites un minuto, por favor?"
Un año tiene 525.600 minutos. Si te paras a pensar un poco, estoy segura que te habrá sorprendido, al igual que me pasó a mi, la cantidad tan grande de tiempo que llegamos a tener en un solo año. ¿Puedes llegar a imaginar cuántos minutos son los que hemos vivido, desde nuestro nacimiento?
Desde luego ahí, la cantidad de tiempo parece una fuente inagotable pero si analizamos todos aquellos minutos que hemos pasado dormidos, aquellos que simplemente hemos dejado pasar sin pena ni gloria, aquellos que sólo han sido para nosotros momentos llenos de contratiempos, de sufrimiento, de dolor, de contrariedades, de disgustos, de prisas, de dedicación a nuestro acicalamiento, a comprar alimentos para luego cocinarlos y comerlos, para ir y venir de nuestro trabajo, el tiempo que pasamos en el trabajo y el que le dedicamos fuera del estrictamente establecido para este fin, esos que empleamos en comprar el vestuario que nos servirá para luego poder servirnos para salir nuevamente o para permanecer en casa, el tiempo destinado a realizar las visitas a nuestros familiares y amigos y, viceversa, etc, etc, etc, ... ¡Vamos, qué si sigo, creo que me va a dar hasta un vahído de tantas y tantas actividades y relaciones y sucesos acaecidos, sólo,... en esos 525.600 minutos que conforman el año!
Nos percatamos del paso del tiempo cuando comenzamos un día por casualidad, a recrearnos en la vista de fotografías o imágenes hechas hace años, donde incluso nos encontramos con personas que ya no están con nosotros o donde vemos aquel niño que hoy, es todo un hombre y padre de una inmensa prole. Y aunque aún nos quede muchos días, meses y años por delante, que incluso podrían contarse por décadas, nos invade la inquietud de en qué vamos a emplearlo y qué va a ser de nosotros.
Por ello, te pido cómplice, que nos paremos un minuto, uno sólo. Un minuto es lo que podríamos tardar en tomarnos una taza de café, algo apurado (eso sí) por ejemplo o lo que tardaríamos en mandar un whatsapp o un sms a un amigo, dándole las buenas noches porque sabemos que está solo y que ese mensaje que espera con anhelo, como una muestra del afecto, de la generosidad y del cariño de su inestimable amigo hacia él, le va a llenar de satisfacción y le va a ayudar a seguir teniendo algo por qué vivir el día siguiente.
¿Ves, cómplice? ¿Te has percatado de lo que puede hacer un minuto en la vida de una persona?
Cuando pienses que no tienes tiempo para aquella persona que te necesita y que con un beso ya le llenas el día y que sólo te toma un minuto o menos, no lo dudes: ¡házlo! O cuando dejas unas líneas en el apartado de comentarios de una entrada que haya escrito una cómplice bloguera y haces que ésta siga pensando que aún puede ser válida y que ¡aún puede! Y así, con ello, convertirla en la mujer más feliz del mundo por un minuto, por favor: ¡dedícaselo!
* Inspirado en "Un minuto, por favor" de Francesc Miralles, perteneciente a su obra: 365 Ideas para cambiar tu vida
¡Hasta pronto, cómplice!
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