"Hay regalos que no te conviene recibir"
Era un profesor comprometido y estricto, conocido también por sus alumnos como un hombre justo y comprensivo.
Al terminar la clase, ese día de verano, mientras el maestro organizaba unos documentos encima de su escritorio, se le acercó uno de sus alumnos y en forma desafiante, le dijo:
- Profesor, lo me que alegra de haber terminado la clase es que no tendré que escuchar más sus tonterías y podré descansar de verle esa cara aburrida.
El alumno estaba erguido, con semblante arrogante, en espera de que el maestro reaccionara ofendido y descontrolado.
El profesor miró al alumno por un instante y en forma muy tranquila le preguntó:
- Cuándo alguien te ofrece algo que no quieres, ¿lo recibes?
El alumno quedó desconcertado por la sorpresa y por la calidez con que había hecho la pregunta.
- ¡Por supuesto que no! .- Contestó de nuevo en tono despectivo el muchacho.
- Bueno, prosiguió el profesor. Cuando alguien intenta ofenderme o me dice algo desagradable, me está ofreciendo algo, en este caso una emoción de rabia y rencor, que puedo decidir no aceptar.
- No entiendo a qué se refiere .- Dijo el alumno confundido.
- Muy sencillo.- Replicó el profesor. Tú me estás ofreciendo rabia y desprecio, y si yo me siento ofendido o me pongo furioso, estaré aceptando tu regalo; y yo, mi amigo, en verdad prefiero obsequiarme mi propia serenidad, muchacho.- Concluyó el profesor en tono gentil. Tu rabia pasará, pero no trates de dejarla conmigo, porque no me interesa, yo no puedo controlar lo que tu llevas en tu corazón, pero de mi depende lo que yo cargo en el mío.
Cada día, en todo momento, tu puedes escoger qué emociones o sentimientos quieres poner en tu corazón y lo que elijas, lo tendrás hasta que tu decidas cambiarlo.
Es tan grande la libertad que nos da la vida que hasta tenemos la opción de amargarnos o ser felices.
(Desconozco su autor)
¡Hasta pronto, cómplice!
3 comentarios:
Muy bueno el relato. En realidad nadie nos puede hacer enfadar, somos nosotros los que nos hacemos enfadar a nosotros mismos por lo que nos decimos acerca de lo que hacen o dicen otros.
Así es Josep Guasch, pero el llegar a esa actitud nos lleva mucho tiempo de esfuerzo, tesón y errores. No se aprende con un discurso, por muy válido y eficaz que este sea.
Porque, como bien dice el refranero español: "nadie aprende en cabeza ajena". Y siguiendo con la enseñanza de este relato, el refranero, dice lo siguiente: "sólo ofende quien puede no quien quiere".
Muchísimas gracias por ser mi cómplice, por tu comentario que me hace muy feliz, porque salvo por las estadísticas (por las cuales sé el número de lectores y su procedencia), poco sé qué opinan de lo que leen, realmente.
Espero tus comentarios y por supuesto, tus visitas en más ocasiones y te agradezco de nuevo, tus palabras pues de ellas se alimenta un blog y este parece estar a dieta.
¡Sé feliz y hasta pronto, cómplice!
Vesta
Estimado cómplice, Josep Guasch:
He realizado un enlace a tu página que al visitarla me ha parecido muy interesante y "jugosa".
Espero que no te moleste que lo hiciera sin consultarte; en caso que no estuvieras de acuerdo, lo retiraré de inmediato.
¡Hasta pronto, cómplice!
Vesta
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