martes, 14 de noviembre de 2017

"Misiva a Mi Vida"

"Misiva a Mi Vida"

¡Opérate como si fueras a vivir!


Mi querida amiga:

Te agradezco profundamente todos los detalles que me estás prestando estos días porque lo necesito muchísimo. Estoy desolada. 

No dejo de llorar y de recomponerme. Hoy ha estado mi hermana y doy gracias a Dios que al menos tengo a alguien que me quiere, a mi lado. Todos los demás o están muertos o están demasiado lejos de mi. Dejando a un lado el victimismo, mi vida, al igual que tantas otras, no ha sido nada fácil, salvo en mis primeros años de niñez.

No encuentro explicación a el por qué algunas personas nos ocurre ésto y sin embargo otras, son felices o llevan una vida más o menos estable e incluso algunas son muy afortunadas en todos los sentidos. Me pregunto que si todo esto es para aprender algo, debo ser la "más burra de la clase" y no debo "aprobar ni una de las asignaturas" porque vuelvo a repetir una y otra vez, las desdichas y las sinrazón en mi vida. 

Lo poco que voy aprendiendo, resulta insuficiente para mi. Otras personas se acomodan a las nuevas situaciones, con un tiempo y con unos ciertos mecanismos aprendidos que aplican a ésas para progresar o para simplemente, sobrellevar sus vidas; sin embargo yo, soy incapaz de aplicar lo que aprendo. Me bloqueo, mis emociones me arrastran, controlan mi nave de pensamientos y de decisiones, y van haciendo aguas por todas las escotillas. Me siento fracasar totalmente. ¡Hundido!, como en aquel juego de "Hundir la Flota", ¿recuerdas? 

Es sumamente agotador estar siempre luchando contra la corriente para poder llegar a la superficie y conseguir respirar y dejarme llevar nuevamente por ella, como hace muchísima gente y curiosamente, hasta ¡parecen ser felices de este modo! Para mí, ya no es cuestión primordial la felicidad o no; es mucho más importante, el sosiego y la paz de mi espíritu y de mis sentimientos, de mis emociones que son los que parecen llevar el timón de mi nave, a pesar de saber y conocer todos los mecanismos y todos los modos de manejar mi navío de forma que la estrategia, las habilidades y los métodos de "operar como si fuera a vivir", fueran únicamente una estupenda teoría que nunca se hubiera llevado a la práctica o que apenas se hubiera hecho para llegar a conseguir un hábito, una constante en mi vida. Es precisamente, lo contrario lo que predomina, sobre todo lo aprendido, trabajado, leído, experimentado,... luchado, esforzado, intentado una y otra y otra vez, desvivido en mi desarrollo y control emocional y la aplicación de todas esas habilidades logísticas con las que he intentado cultivar mi inteligencia y mis capacidades, y que vuelvo a suspender siempre "para septiembre". 

¿Sabes amiga? He llegado a pensar que no es el método, sino que la que fallo soy yo. Tal vez, no tengo las capacidades (o simplemente, la capacidad) necesarias para desarrollar los mecanismos de asimilación, de acomodación y de actuación o de aplicación de lo estudiado. 

Se me acaban las convocatorias y me voy quedando atrás y sola. Observo cómo los demás avanzan y viven, y yo me limito a contemplarlos, a examinar cómo lo hacen, cómo son capaces de llevar sus vidas con cierto aplomo y serenidad, cómo progresan en sus distintos estadios de su desarrollo social, emocional e individual, cómo aguantan las tormentas con confianza en sí mismos y en la propia vida, cómo flotan en este mar de personas tóxicas, de malas influencias, de pensamientos negativos o de bocanadas de fuegos de destrucción, de sentimientos que se vuelven en su contra y los lastiman hasta llegar a languidecer,...; Pero, son para mi, unas especies de "superhéroes caseros" que sin llegar a sobresalir en nada, son capaces de realizar la más estoica actuación de sus vidas y renacer, como si ésto fuese algo de lo más cotidiano y común en sus existencias. ¡Son Superpersonas!

Y yo, ¿qué soy?... ¿La rata que aguanta hasta el final y que es capaz de sobrevivir al barco que se hunde? ¿La que se esconde tras una máscara porque tiene tanto miedo a que le hagan daño que haciendo creer que es otra, pasará desapercibida e incluso, hasta podrá llegar a ser hasta admirada? ¿Soy la que lucha con los ojos vendados y se va dando tortazos una y otra vez contra todo lo que se le ponga a su alcance, pero que es tan estúpida que no se le ocurre que la solución estriba en quitarse la venda de los ojos y ver la realidad tal y como es? ¿Soy entonces, una cobarde que teme cambiar porque teme ser otra y perder el manejo de lo que cree que es vivir o que es la vida? ¿O por qué no una estúpida, ridícula, miserable, que se siente a gusto siendo lo que es y que siente que es más cómodo y fiable seguir así? ¿Y si soy una mujer inteligente, de gran temperamento, fuerte físicamente, lo suficientemente capaz para llevar el cambio necesario en mi vida, pero tengo miedo a que ése me convierta en alguien que desconozco, que no podría subyugar y que podría ser querida simplemente por ser ella misma y no por lo que hace por los otros, que implicaría el renacer de otro ser humano mejor de lo que soy ahora y de lo que jamás llegaría a ser? ¿Será eso? ¡Tengo miedo de mi misma!¡De mi progreso!¡De mi transformación! ¡De mi regeneración! Dios mío, ¿es eso? Sí, tengo miedo de mí misma. ¡Pues estamos buenos...!

Creo honradamente, que esta autoexaminación, autocrítica o autoanálisis, me ha reportado más desconciertos que aclaraciones. Termino con un enorme signo de interrogación sobre mi cabeza que voy a tener que encima, llevar a cuestas, por si éramos pocos. Verdaderamente, lo que creo, amiga mía, es que soy demasiado complicada y eso es todo. Si pensara menos, me iría mejor ¿no crees?...¡Voy a por ello!



Hoy, un día más tarde,  he vuelto a leer esta carta dirigida a Mi Vida y con la perspectiva que te da la distancia y la serenidad que te da el tiempo, he llegado a una conclusión sobre lo que trataba de analizar en este último párrafo de esta epístola. La deducción es la siguiente: 

Soy todas yo misma. Soy una especie de "prisma" con diferentes lados y cada uno de ellos, muestro un aspecto de mí misma. 

En verdad, creo que todos somos más parecidos de lo que ayer yo pensaba, quizás lo que me diferencia de los demás, es que yo poseo esta "capacidad de análisis, curiosamente asimilada, acomodada y aplicada a mi ser". Soy implacable conmigo misma y eso, debo reconocerlo: no sé si es bueno o malo, supongo que todo es relativo y que depende del grado de inflexibilidad que me permita tener conmigo misma. 


¡Hasta pronto, cómplice!





2 comentarios:

Una Chica del montón dijo...

Hay una frase que dice: Para ser feliz hay que tener mala memoria. jajaja,¿Que te quiero decir con esto? Que pienses menos,que cambies tu rutina,tu trabajo, tu alrededor si es necesario pero no te heches mas mierda en lo alto que así no se consigue nada,intenta buscar soluciones a los problemas no los empeores viendo solo la parte mala,todo tiene su parte buena,todo ayuda,todo te hace cambiar porque todos debemos evolucionar.

Duky1982 dijo...

Me he sentido un poco identificada. Mi vida no ha sido fácil y he tenido que salir a flote muchas veces. A veces pienso que lo único que hago es sobrevivir

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