"El Intersticio"
- Un nuevo órgano humano oculto a plena vista -
- El nuevo órgano que puede ser la clave para entender la vida y la cura de enfermedades -
- Según los expertos, se encuentra bajo nuestra piel y entre nuestros órganos -
Los asteriscos señalan estructuras de colágeno (arriba izquierda). Una flecha apunta a una célula (arriba derecha). El color azul oscuro muestra estructuras de colágeno, y el azul claro revela lo que podría ser elastina (abajo izquierda). Las fibras de elastina mostradas en negro recorren las estructuras de colágeno mostradas en rosa (abajo derecha).
IMAGEN CORTESÍA DE NEIL THEISE AND DAVID CARR-LOCKE, SCIENTIFIC REPORTS
Bajo nuestra piel podría esconderse un nuevo órgano identificado hace poco por primera vez, según afirma un equipo de científicos.
En un estudio publicado en la revista Scientific Reports, los investigadores de la Escuela Universitaria de Medicina de Nueva York afirman haber descubierto un nuevo órgano al que han llamado «intersticio».
Está prácticamente por todas partes, justo bajo la superficie de la piel, rodeando arterias y venas, revistiendo el tejido fibroso entre los músculos y cubriendo nuestros tractos digestivos, pulmones y sistemas urinarios.
Tiene aspecto de malla. El intersticio es una capa de compartimentos llenos de fluido entrelazados en una red de colágeno y una proteína flexible denominada elastina. Antes, los científicos pensaban que la capa era sencillamente tejido conjuntivo denso.
Aparentemente, el órgano ha estado escondido a plena vista, y los científicos dicen haberlo pasado por alto por la forma en que se estudian los tejidos. Antes de ponerlas bajo el microscopio, las muestras se cortan en fragmentos finos y se tratan con productos químicos que permiten a los investigadores identificar los componentes claves más fácilmente. Aunque el proceso ayuda a observar los detalles con más facilidad, drena el fluido de la muestra.
Sin su fluido, estos compartimentos se derrumban, como haría un edificio si de repente desaparecieran los suelos, dejando a la estructura plana como una tortita.
Para descubrir estas bolsas de fluido intersticial, los investigadores médicos estudiaron tejidos vivos en vez de tomar muestras de tejido muerto. Lo hicieron mediante una técnica llamada endomicroscopía por láser confocal. El método consiste en emplear una sonda con cámara que observa el cuerpo humano a nivel microscópico. Los láseres del endoscopio iluminan el tejido y los patrones fluorescentes que emite son analizados por sensores.
Descubrimiento accidental
Los científicos observaron los compartimentos por primera vez cuando estudiaban un conducto biliar. Vieron lo que pensaron que eran desgarros en el tejido denso y llevaron las imágenes a Neil Theise, profesor de la Escuela Universitaria de Medicina de Nueva York y coautor del estudio.
«Hablamos del fluido extracelular restante cuyo paradero se desconocía», afirma Theise. Aproximadamente el 70 por ciento del cuerpo humano está compuesto de agua, y unos dos tercios de dicha agua se encuentran en las células. El tercio restante, según Theise, solo se conoce parcialmente.
Además de contabilizar fluido corporal, los compartimentos podrían contribuir a explicar funciones básicas.
«Es como un amortiguador. No es un material duro ni rígido», explica Theise.
Una de las teorías de Theise respecto al fin del intersticio es que se trata de una fuente de linfa, un fluido que se desplaza por el sistema linfático del cuerpo y que es fundamental para el sistema inmunitario. Según él, saber cómo se propagan las enfermedades a través de esta parte del cuerpo podría ayudar a los investigadores a entender mejor cómo se extiende el cáncer.
«¿Podemos detectar [enfermedades] con antelación tomando muestras de fluidos de este espacio? ¿Podemos elaborar mecanismos para evitar que se extiendan?», se pregunta.
Esperanza y escepticismo
Para Jennifer Munson, ingeniera biomédica en Virginia Tech que estudia los fluidos corporales y que no participó en el estudio, los hallazgos son prometedores.
«Creo que el estudio demuestra los beneficios de contar con nuevas formas de obtener imágenes y estudiar los tejidos. [Los métodos anteriores] deshidratan los tejidos y pierdes mucha información estructural», señala Munson.
Dice que está bastante convencida de la existencia de estas estructuras, pero quiere ver más investigaciones antes de especular sobre lo que pueden hacer y si es adecuado clasificarlas como un nuevo órgano.
«Estoy muy emocionada por el hallazgo, pero como hacen todos los científicos, lo veo con cierto escepticismo», añade.
Theise dice estar al tanto del escepticismo en torno a sus hallazgos, pero es un territorio en el que no teme adentrarse. En 2005, escribió un ensayo en Nature desafiando la importancia de la teoría celular, un concepto que sostiene que las células son la estructura básica de todos los organismos, y en 2001 publicó un estudio que determinaba que podía lograrse que las células madre adultas actuaran de forma similar a las células embrionarias.
«Siempre van a haber cosas que nunca hemos visto antes y que no conocemos», añade. «Me asombra que la naturaleza sea más complicada de lo que nos permitimos creer».
¡Hasta pronto, cómplice!
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