En memoria

"D.E.P."

Hoy es un día triste para muchos de nosotros. Ayer, día 24 de marzo de 2015 un airbus A320, operado por Germanwings, aerolíne de Lufthansa, se estrelló en los Alpes Franceses con 150 personas a bordo, entre las ciudades francesas de Barcelonnette y Digne.

El presidente francés François Hollande, comunicaba al poco rato,  que no existía ningún sobreviviente, ni entre los pasajeros, ni entre los miembros de la tripulación. 

El avión salió del aeropuerto del Prat, Barcelona con destino a Dusseldorf, Alemania. En él viajaban 48 españoles, 6 tripulantes y el resto conformaban pasaje de origen alemán, la mayoría, niños adolescentes que estaban de intercambio cultural, aquí en España y que regresaban a su hogar; y de otras nacionalidades.

En algunas fuentes he oído y leído que son 150 los fallecidos y en otros que son 148; de cualquier manera, sigue siendo una tragedia, un hecho aterrador, tremendo, horrible,... totalmente injusto y desafortunado que marcará la vida no sólo de estas 148 ó 150 personas, sino la de sus familiares y amigos. 

Porque esos 148 ó 150 víctimas, no son anónimas. Cada una de ellas, posee una identidad, con una edad determinada: desde un bebé, pasando por niños, adolescentes, jóvenes a personas adultas y de mayor edad; con un trabajo o una actividad diferente,... hij@s, madres, padres, herman@s, tí@s, de diferentes nacionalidades,... todos ellos con una vida truncada para siempre. 

Se produce una espantosa conmoción por su carácter repentino y por lo calamitoso del mismo. Se origina en todos nosotros una especie de contagio del dolor por todos los fallecidos y con los familiares y amigos de las víctimas. En definitiva, con la tragedia en sí misma. 

Comprobamos como existe, ante tremendas catástrofes, una empatía con las personas que han perdido a un ser querido y también, con el mismo dolor que ellos pasan. 

Por eso, nos agarramos, muchos de nosotros, en nuestras creencias religiosas para encontrar el consuelo que precisa nuestros corazones y otros, canalizan su dolor a través de otras formas bien, terapeúticas, o bien, a través, de consuelo comunitario, es decir, como unos nos apoyamos a otros para poder sobrevivir al dolor por la pérdida. 

¡Qué Dios los tenga en su Gloria!

¡Hasta pronto, cómplice!

Vesta