Complicidad Reflexiva: "Volver a empezar"

"Recomenzar"

Estaba necesitando hacer una limpieza en mí... Tirar algunos cuantos pensamientos indeseados y tóxicos; lavar algunos tesoros que estaban algo oxidados y entonces, saqué del fondo de las gavetas,  recuerdos que no uso y no quiero más:

Tiré algunos sueños, algunas ilusiones y sonrisas que jamás llegué a dar. Tire la rabia y el rencor de las flores marchitas que estaban dentro de un libro que nunca leí. Miré para mis sonrisas futuras y las alegrías pretendidas, y las coloqué en una cajita de porcelana muy fina, bien ordenadas.

Saqué todo lo que había en el armario y lo fui tirando al suelo: pasiones escondidas, deseos reprimidos, heridas de un amiga, recuerdos de días tristes, ilusiones rotas,... Pero también encontré otras cosas y muy bellas:

- Un pajarito cantando en mi ventana. 

- Aquella luna color plata.

- Las puestas de sol en la playa, con el ronroneo de las olas y la brisa del mar, que se tropezó en mi cara, al salir. 

- El olor al césped recién cortado y el aroma de la tierra húmeda por la lluvia caída,  que me balancearon de forma cálida y extremadamente suave, deslizándose por mis sentidos.

Me fui encantando y distrayendo, mirando cada uno de aquellos recuerdos y disfrutando de ellos.

Arrojé a la papelera, los restos de un amor que me hirió. Tomé las palabras de rabia y de dolor que estaban en el estante, las tiré inmediatamente, soltándolas de mis manos. Me quedaron otras cosas, que aún me hieren... que ya veré que haré con ellas y cómo las reciclaré. 

Fue en aquella gaveta en la que uno guarda lo que es más importante, el amor, la alegría, las sonrisas, un gramito de fe en mí misma, ... Todo los dejé guardadito, para los momentos en que pueda llegar a necesitarlos.

Recogí con cariño el amor encontrado, doblé con sumo cuidado y con toda la delicadeza que precisan, un ramillete de los deseos por cumplir, rocié de mi mejor perfume a la esperanza, di brillo al estante de mis objetivos y los coloqué a la vista, para tenerlos siempre presentes y no olvidarlos. 

Coloqué en los estantes de abajo, algunos recuerdos de mi infancia: las adivinanzas  que me contaba mi abuela;  la guerra de almohadas que mi abuelo usaba para despertar a todos mis primos y a mi misma cuando nos quedábamos en su casa por navidad o en las vacaciones, los disfraces que mi padre nos hacía a mi hermana y a mi con las cosas menos insospechadas,  y todas los relatos que se inventaba para tenernos con la boca abierta y los pelos de punta , acostados en su cama, una por cada lado. También encontré en un rincón,  los momentos que mi otra abuela se pasaba haciéndonos los mejores dulces que he probado en mi vida y que no nos permitía tocar hasta que estuvieran todos en su punto, ... Aún se podía oler el delicioso aroma de aquellos pasteles. 

En la estantería de encima, las de mi juventud y colgado bien a la altura de mi frente, coloqué las de mi Capacidad De Amar, la Capacidad De Sufrimiento ante la pérdida de mis seres más queridos y con los que la Vida me había sacudido; muchas cosas que no me gustaban y siguen sin gustarme por el daño que me ocasionaron, pero que deben estar presentes para reconocer lo que soy capaz de superar, y en lo más alto y en la zona más privilegiada para que pudiera verse desde que se entrara en mi Cuartito De Los Recuerdos y De Las Emociones, está:

- MI CAPACIDAD DE RECOMENZAR y,

- MI CAPACIDAD DE RECONSTRUÍRME. 


¡Hasta pronto, cómplice!