"Luchar Contra la Depresión y la Ansiedad"
La ansiedad y la depresión son dos trastornos mentales que mucha gente no entiende.
Todos hemos experimentado ansiedad y depresión en algún momento, pero hay personas que las tienen de forma crónica, como es mi caso. Los que no lo sufren tienen dificultades en entender a los que sí, y a veces dicen cosas muy insensibles al respecto, “¿Por qué no lo superas?” o “¿Qué te ha pasado? Antes tenías tanta energía; o bien, cosas como me suelen decir a mi, pero "si tu eres una mujer muy fuerte y luchadora" o bien, "sabes ayudar a los demás cuando escribes en tu blog"; "¡Vamos, claro que eres capaz de esto y de mucho más". Me consideran con una especie de "superwoman o algo muy semejante a ello". Por mi talante, por mi carácter, por mi silencio.
Al pensar en este tema, me he parado a constatar quienes de verdad puedo considerar "amigos míos". Ésos que están para lo bueno y para lo menos bueno y para lo malo, para tantos ratos malos por los que paso y he pasado; aquellos, que me llaman o vienen a verme cuando es necesario, aunque yo no se los pida y tristemente, he constatado sólo a tres personas, aparte de mi familia, por supuesto.
Me "consideran amiga", me llaman así, dicen que me quieren, me felicitan por mi cumpleaños, me hablan poco, pero lo hacen, me aplauden cuando algo que he escrito les ha emocionado o gustado... y ya no sé qué más decir. Siempre he estado y estoy para cuando me necesitan y siempre, dentro de mis actuales posibilidades, lo estaré. Me causa una enorme satisfacción personal y emocional poder serviles de ayuda, de consuelo, de motivación, de felicidad, de cariño, de complicidad, de todo aquello que ellos o ellas quieran hacerme partícipe. Me hacen muy feliz y además, creo que es algo por lo que vale la pena vivir. Tengo que ser honesta y sincera, al revés, no sucede y la mayoría de las veces, es porque yo permanezco en silencio; únicamente, aquellas tres personas que me conocen de verdad, que se preocupan más allá de lo estrictamente relativo a la cortesía y a la educación, las que me quieren tal como soy y me quieren mucho, se percatan de mi estado, a pesar de mi silencio. ¡Son realmente audaces y por supuesto, totalmente, generosas!
Nick Seluk, el artista detrás del popular webcómic Awkward Yeti, hizo esto junto a Sarah Flanagan, una lectora que le envió su historia, para explicar como enfrentarse a estas enfermedades es una lucha diaria. “Como alguien que ha experimentado tanto la ansiedad como la depresión, fue fácil ilustrarlas de manera que complementara al narrador,” dijo Seluk a Bored Panda. “A veces, quienes no han experimentado estos extremos no entienden como son, hasta el punto de estar molestos por ello.”
Tal vez, este cómic te ayude a poder conseguir entender un poquito mis estados de ánimo, como los siento fuertes, orgullosos, felices, ansiosos de realizar cosas nuevas, motivados,... o bien, como sin que te des cuenta, los camuflo hasta que ya no puedo más y la "depresión y la ansiedad" vuelven de sus vacaciones.
En el cómic no hacen referencia a los terribles "ataques de ansiedad" por los que yo paso en momentos cruciales, en ocasiones, de formas repetidas, en otras más virulentos que en otras que son más "suaves", en los que comienzo a ponerme rígida, mis miembros inferiores y superiores se transforman en férreos raíles de tren que golpean una y otra vez, por donde les cuadre, bien un mueble o bien mi propio cuerpo, como generalmente sucede; la lengua, se retuerce hacia atrás dificultándome considerablemente la respiración y no dejo de golpearme con mis manos que se cierran en unos puños hieráticos, dolorosos y temblorosos y mi cabeza se agita de un lado al otro, golpeándose para intentar sentir dolor físico y dejar que la "maligna y severa ansiedad" me siga asfixiando y dejándome cada vez más y más contracturada. Preciso de alguien a mi lado y si no es posible, lo primero que hago cuando empiezo a sentir los primeros síntomas es meterme una pastilla prescrita por mi facultativo, debajo de la lengua y llamar a uno de mis "ángeles", poner "manos libres" y escuchar cómo me habla, cómo me va tranquilizando, cómo me va diciendo cosas bonitas, cómo me va levantando mi ánimo,... hasta que los cariños y la ternura de mi "angel", junto con los efectos de las pastillas y el romper el llanto, hace que empiece a tomar cada vez más aire y mi respiración se vaya normalizando y pueda poner en práctica las técnicas de respiración que he ido aprendiendo y finalmente, las de relajación muscular. Es una lucha atroz, violenta, incomprensible hasta para mi misma, donde termino haciéndome daño físico de los golpes que me doy, donde las contracturas se vuelven insoportables en cuanto al dolor y a la incapacidad de movimiento,... Es como si un "tu otro ser, el maligno, el que no quiere tu bien, el que quiere que sufras, el que te quiere ver y sentirte su prisionera, te violentara"; hasta que tu ser real, el auténtico, el bueno y generoso, el que te ama, el que se preocupa por ti, el generoso, el cariñoso y amable, viene y te acunara en sus brazos y te hiciera volver a sentir el ser más amado del Universo.
Todas las manifestaciones de "ataques de ansiedad" no son iguales. Tienen características comunes como las taquicardias, la dificultad respiratoria, ... y algunas más que no me he parado a investigar, ni quiero saber porque no quiero que mi inconsciente, se quede con alguna "ligada" a mi ser y se empeore mis "batallas de ansiedad".
Muchos de vosotros y de vosotras, pensaréis de mi que "¡cuántas cosas tiene esta mujer!" Bueno, pues es así. Tengo bastantes más porque realmente soy una enferma crónica; una enferma crónica que todos los días, lucha por seguir viviendo lo más digna y con la mejor calidad de vida posible. A veces, lo consigo y otras no, o sólo lo consigo a ratitos, pero sigo en ello. Así es la vida; así es mi vida y aceptarla como es, es la mejor opción de ésta, aunque, a veces, me rebele. Pero como dice mi hermana Irene: "vuelve al redil" Y vuelvo.
No soy la "Superfantástica", soy una mujer muy sensible, generosa, que sufre más de lo que debería y que disfruta menos de lo que debería, pero que se acomoda a las circunstancias y que a ratos, soy feliz y hay algo en mi de la que me siento muy orgullosa, de los padres que he tenido, de mis hermanas, de ayudar a los demás siempre que me sea posible, de amar profundamente a los animales, al arte, la música, los libros,... y especialmente, de mi enorme sentido del humor.
Muchas gracias por poner especial atención en esta entrada, mi estimado cómplice. ¡Cuídate mucho y recuerda siempre, ser feliz!
¡Yo quiero vivir!
¡Me quiero a rabiar!
¡Me quiero sentir!
¡Hasta pronto, cómplice!
*Fuente:
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