viernes, 21 de abril de 2017

"Curriculum"

"Mi Curriculum"


Ya me he reído hasta dolerme la barriga; 
Ya he nadado hasta conseguir perder el aliento;
Ya he llorado hasta quedarme dormida y 
despertarme con el rostro diferente. 

Ya le he hecho cosquillas a mi hermana, 
sólo para que dejase de llorar y verla volver a sonreír;  
Hasta me he quemado con una vela por jugar con ella.

He hecho globos enormes con el chicle
y hasta he competido con mis amigas,
a ver quién hacía el más grande y 
conseguía aguantarlo sin que se explotara.

He jugado a hablar con el espejo y 
a contestarme como otra persona 
totalmente opuesta a mi misma: 
He sido una princesa, he sido un astronauta, 
una bailarina y hasta un ridículo payaso. 

Nunca me atreví a hacer bromas telefónicas, 
pero si he tocado los telefonillos de los pisos
volviendo locos a sus dueños preguntando 
quién era o apretando el botón para abrir la puerta.

Rellené globos con agua y los lancé 
para ver cómo explotaban, y el agua 
se expandía hacia todas todas las direcciones.

Representaba obras teatrales con mis muñecas, 
haciendo voces diferentes para cada una, 
que terminaban con una fuerte ronquera 
y un tremendo enfado de mis padres 
por dañarme así la garganta. 

Me escondía al final del largo pasillo
esperando pacientemente a que mi hermana
menor se le ocurriera buscarme por ahí,
y así, aprovechaba yo para darle el mayor de los sustos.

Robaba a hurtadillas chocolate que mi madre
guardaba en lo alto de la despensa y me comía, 
una porción de éste con unas cuantas aceitunas.

Mamá, jamás me dijo nada y yo seguía 
haciéndolo a escondidas, como el mayor robo del siglo, 
con la complicidad de mi madre siempre, compinchada.

Me enamoré o confundí los sentimientos, del sobrino alto, 
rubio con ojos azules y algo de melena, estilo hippie,
 que vino a pasar una temporada en casa de sus tíos, 
mis vecinos; y aunque me llevaba más de diez años,
cuando lo veía sentía que mi corazón palpitaba sin
parar y era incapaz de responder coherentemente a 
algunos de sus requiebros con los que él se contentaba.

Jamás conté lo que sentía, pero debía ser tan evidente
que mi madre y mi vecina, se tenían un divertimento
que yo sin embargo, me hacían sentir enfado y aún más tonta. 

Canté y bailé mientras lloraba la última canción de 
Fórmula V, que ponía en mi tocadiscos. 
Actué, en verano, en pequeñas obras teatrales
en las que siempre, tuve mucho éxito y el clamor del público; 
Al igual que hacíamos escala en hifi, donde disfrutaba
mucho imitando a los cantantes, sus poses, sus bailes; 
¡Ay! ¡Qué lindos recuerdos! ¡Qué bien me lo pasé!

Comencé a descubrir el enamoramiento con chicos
de mi edad o aproximados; pero era más bien platónicos
que algo realmente real, tanto por mi como por ellos. 

Tuve con los años aprender a vivir viendo enfermar 
a mi madre, año tras año; durante seis años, seis duros años, 
seis horribles años,... en los que mi mejor amiga también enfermó
gravemente de lo mismo que mi madre y que yo cuidaba en el cole.
Nunca le dije que mi madre estaba enferma, ni su gravedad. 
Aprendí a sobrellevar el dolor de las dos, mientras sentía como 
me iba haciendo más grande, pero seguía teniendo la misma 
altura que todas las compañeras de mi clase. 

Con el tiempo, intenté olvidarlas,
pero descubrí que esas personas
son las más difíciles de olvidar y 
que permanecen introducidas en ti 
hasta el final de tus días. 

Conocí el amor de verdad y fueron los 
años más placenteros de toda mi vida. 
Jamás fui tan feliz, después del calvario
que había pasado. La ternura, las caricias, 
el amor de verdad, la felicidad plena 
llegaron por fin a mi vida, llenándola de luces
de colores, de música, de olores, de pasión, 
del mejor y superior de los disfrutes que posee el 
cuerpo humano hasta el mayor de los éxtasis
 de dos cuerpos en uno. 

Conocí a otro amor con el que estuve tiempo,
conocí lo que era vivir en pareja, compartir
los instantes, disfrutar de los momentos mágicos, 
hacerte sentir la reina del mundo, ser el centro y 
lo más importante para otro ser humano, sentir
que eras adorada, querida, pero no amada. 

En medio de esta unión conocí a la muerte. 
Estuvo demasiado cerca de mi, sin percatarme 
de ello por mi gravedad y por mi estado de letargo. 

Salí de esa pesadilla que me tenía atrapada
con media pierna de menos, pero viva. 
Luché, peleé, me esforcé, cada día un poco más.
Fue tanto lo que batallé que sigo batallando para
seguir construyendo una vida digna y con vigor. 

En medio de toda esta contienda, estaba mi pareja 
que se enfrentaba al estado en que me había quedado
con orgullo, con soberbia, con altivez, sin dignidad y 
con vileza y crueldad hacia donde emanaba ese mal que 
lo angustiaba, le quitaba su libertad, lo atormentaba,... yo. 

Observé cómo se iba alejando poco a poco de mi, 
como cada vez estaba más sola y abandonada, 
que su actitud era de desprecio y de mal talante; 
y todo ello, fue empeorando más y más, hasta 
convertirse mi vida en una verdadera pesadilla
de la que me hubiera gustado desaparecer en aquel
momento crítico pasado. 

Pero aprendí a quererme un poco, sólo un poco.
Lo suficiente para decidir que nuestras vidas serían 
mejores estando separadas y así lo ha sido. 
A pesar de precisar ayuda por mi discapacidad, 
me siento libre, más valiente que nunca, he renacido y 
aunque mi cuerpo y mis circunstancias personales son 
muy complicadas, complejas, delicadas, agotadoras, 
con mucho dolor físico y emocional y con una calidad 
de vida muy mejorable; ha dado una "vuelta a la tortilla" asombrosa. 

Ya sentí miedo de todo lo oscuro que he vivido, 
ya temblé y tiemblo de nervios por mi desequilibrio;
Ya casi morí de amor y de desamor, pero renací 
nuevamente, para ver la sonrisa especial de 
aquella niña que jugaba mirándose al espejo a ser otra persona.

Ya sé que no se muere de amor 
porque no hay un amor "para siempre",
salvo el que tu sientas por tí mismo. 

Ahora tengo ganas de nuevo de gritar 
de felicidad por todos los rincones; 
De convertirme en luna llena todas las noches
y escudriñar en las almas de los amantes,
a ver si aprendo algo nuevo y me lo aplico. 
De ser sol en el día para iluminar y calentar
los corazones de los que sufren y se lamentan
por estar vacíos y sin esperanzas. 

Ya he descubierto que la vida es eso, 
un devenir de sol y de luna; de vida y de muerte; 
de tenerlos contigo y verlos marchar; 
de fotografías en blanco y negro y otras en color. 
Y todo, depende de cómo las mires,
de cómo las sientas y de cómo las proyectas 
en tu propia vida y en tu interior. 

Y ahora, nuevamente, me encuentro con el mismo dilema:
"¿Quién controla tu vida?" 
"¿Lo que está fuera de ti o lo que está dentro?"

Y mi respuesta es: 
Mi vida la controlo yo y por consiguiente, lo que está dentro de mí.
Yo soy la que posee la Luz que va a iluminar mi proyecto de vida. 
La voy a iluminar tal cual reaccione, es decir, tal cual sienta, tal cual piense y tal cual actúe. 

Y en mi final, vuelve a repetirse la misma pregunta de siempre:
"¿Cómo vas a reaccionar?"
Esta pregunta resuena en mi cabeza 
porque me he aprendido muy bien la teoría,
pero me pregunto si seré capaz de llevarla 
yo sola a la práctica y de qué forma. 

¿Podré seguir siendo la niña que sembraba sonrisas?
¿Será ésto, una buena experiencia para mi nuevo Curriculum?
¿Sí? ¿No?

¡Tal vez, a algunos no sepan aún hacer acopio de sus sueños!
¡Es posible que descarten sus sueños!
¡Yo, preciso de mis sueños!






¡Hasta pronto, cómplice!






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