Necesito de una hermana que me quiera tal como soy, con lo malo, con lo menos malo y con lo bueno
Porque tengo la certeza de que algo bueno tengo en mi. También sé que no soy perfecta, ni deseo serlo, pero ansío a ser lo mejor posible para mis semejantes porque todo eso también me hace sentir bien a mi.
Ya sé que cada uno expresa y muestra el cariño o el amor hacia otra persona de forma diferente y que no puedo esperar que todo lo que yo he podido dar y sigo ofreciendo, me sea devuelto de igual forma. Lo sé, lo asumo y lo acepto.
Pero me pregunto, que hay en mi, que las personas a las que quiero y a muchas de ellas, les he consagrado días y días, que se han convertido en años de mi vida, simplemente hoy no soy nada para ellas.
Sé que yo quiero y demuestro mi amor a mi manera, pero cuando esas personas a las que les das todo tu corazón, te ignoran, no te llaman, no tienen nunca un ratito para ti, aunque sepan que hayas podido estar hospitalizada, ni consigo sentir su calidez, su complicidad, su cariño, aunque fuera a su manera y lo único que percibes es como se alejan cada vez más, no sabes si lo hacen por comodidad, para evitar mortificaciones, para no oír de mis labios ¡cuánto las echo de menos!, ¡cuánto desearía que estuvieran a mi lado al menos unos minutos!... Cuando sabes que sí tienen tiempo para ver a sus amig@s, pasarse horas con ell@s o bien, ocupar todo su tiempo en otras actividades tanto sociales como lúdicas (que no les critico que lo hagan), pero no tienen unos minutos para saber de su hermana, tu corazón te lo rompen en pedacitos y empiezas a darte cuenta, que han ido queriéndote cada vez menos a medida que han ido pasando los años y que a pesar de saber que tampoco yo soy alguien inmaculado, no creo merecer esa cruel indiferencia por su parte.
He llegado a tenerles tanto miedo, sí miedo a lo que puedan decir de mi, miedo a que se rían involuntariamente de mis equivocaciones o de mis errores al hablar, tanto miedo de sus miradas, de sus faltas de besos y caricias que durante muchos años existieron y que de pronto, pero a la vez, paulatinamente, me fui convirtiendo en un ser extraño, que es rechazado por lo que es y como está físicamente, que no te cuentan nada de sus vidas cuando antes eras una cómplice de las mismas (a pesar de interesarte por ellas, hasta que te cansas de preguntar porque notas la incomodidad que les produce o bien, cambian de tema)... Es tan raro, tan extraño, que a veces, incluso, he llegado a pensar que sólo la presencia de una de ellas me hacía daño y cuando estaba con ella, me sentía mal, incómoda, deseando irme de su lado,...Todo esto es el resultado de ese miedo atroz hacia ellas dos. Aunque para ser justa, una al menos intenta "acercarse" aunque nunca físicamente.
Desde su nacimiento, el de ambas dos, las consideré como hermanas porque de la unión de mi padre con la madre de ellas, eran lo más hermoso que nos había dado la vida a mi hermana y a mi después de la dura, interminable y muy dolorosa enfermedad y fallecimiento de nuestra madre.
Nunca formamos parte de la familia de la esposa de mi padre, pero no habíamos pasado por algo así y no podíamos obligar, ni hacer sentir a esas personas un cariño por nosotras, al igual que nos sucedía a nosotras. Eran personas totalmente desconocidas que de pronto, estaban dentro de nuestras vidas, sin haber decidido nada por nuestra parte. Aunque siempre hubo varias de ésas que, al menos, nos mostraron algo de cariño y al que nosotras correspondíamos hasta hoy en día, la gran mayoría nos ignoraba, y ya cuando nuestro padre falleció, entonces ya no había nada, ningún vínculo, de ninguna clase con nosotras. Los que siempre nos mostraron cariño, siguen haciéndolo, pero los que nos ignoraban, pareciera como si hubiésemos fallecidos con él y desapareciéramos de la faz de la tierra.
Poco a poco, a mis hermanas les sucedió lo mismo. Su madre nunca nos había mostrado un afecto mayor que el que se tiene a unas hijastras, estando en vida mi padre, pero con su muerte, esta muestra de cariño, también fue descendiendo. En realidad, no somos sus hijas y es normal que por las suyas mostrara un amor y cariño especial. Tanto a mi hermana como a mi, nos pareció que estaba dentro de lo considerado normal, salvo que cuando vivía mi padre, nos trataba como una más de sus hijas, al menos frente al público, como lo sigue haciendo ahora.
Mis hermanas, se fueron convirtiendo en hermanastras. Sin embargo, para mi hermana y para mi, continúan siendo hermanas iguales, con la única diferencia de la edad y de la mentalidad propia de sus edades. Las queremos con toda nuestra alma y esta separación, en la que ahora yo formo parte, nos parte el corazón y nos perjudica negativamente en nuestra vida cotidiana.
Me guardan rencor, odio, resentimientos, animadversión, antipatía, desprecio, rabia, soberbia,... y no sé qué más porque, sin embargo, no son capaces de decirme el por qué de ello o al menos no me lo han aclarado; cosa, que hoy, les he vuelto a preguntar por mensaje, si de esta forma les resulta más fácil, menos violento, más cómodo,...¡Ya no sé!
Temo que voy a perderlas definitivamente porque por mucho que yo haya intentado un acercamiento lo mejor que sé y puedo, y de diversas formas, la situación cada vez en más tensa, más abocada a una separación terminante y porque en ellas no existe esa misma intención. Y en estas cosas, ya se sabe que es cuestión de las dos partes. Mi hermana de madre, permanece impertérrita, impasible ante ellas, como si no sucediera nada, como si todo siguiera igual. Ella tiene otro carácter, quizás menos decidida, más pusilánime, apocada, más flemático y controla sus emociones en su presencia, pero a mi me cuenta otra realidad que coincide con la mía. Ha intentado en varias ocasiones, hablar con ellas, pedirles ayuda,... pero como si cayese sobre mojado. Sin embargo, ella aparenta ser más impasible, más fría, menos apasionada que yo. Por ello, me entristece aún más el sentimiento de soledad, de desamparo y de indefensión.
No sé qué pasará en un futuro, pero intuyo que la situación no mejorará, pero deseo fervientemente equivocarme por el bien de las cuatro.
¡Hasta pronto, cómplice!
No hay comentarios:
Publicar un comentario