"Infierno vr. Mundo"
"De desagradecidos está el Infierno lleno"
"De desagradecidos está el Mundo lleno"
Dice así, un refrán español:
"De desagradecidos está el infierno lleno"
Se supone que su significado implica una recriminación por la ingratitud de ciertas personas con otras, además de afirmar que se trata de algo bastante frecuente.
Por tanto, según el refranero, el desagradecido lo es por convencimiento y lo muestra en su actitud, ya que ésta, es realmente funesta con el resto o con la mayoría de los otros seres humanos que se ven privados de cualquier fin, ya sea, el del propio altruismo, el de la generosidad o simplemente, el de hacer el bien a su semejante, que serían las características propias de alguien agradecido.
Pero, veamos algo que el Refranero Español, nos conduce a la duda en comparación con la reflexión realizada en el párrafo anterior, y es cuando proclama este otro refrán:
"De desagradecidos está el mundo lleno"
Veamos, si en el primer refrán mencionado, se hacía referencia a los que eran ingratos, como justos habitantes de ese lugar destinado al eterno castigo, tormento y apartado lugar donde "los condenados", es decir, "los desagradecidos", serían castigados, mortificados, escarmentados y reprimidos por sus ingratas actitudes, ante la dadivosidad hacia su prójimo.
Por tanto, si somos desleales, egoístas, desagradecidos o alevosos con nuestros similares o análogos, siempre, habrá un considerable número de este tipo de personas que serán sancionadas en este mundo o en el inframundo, donde se ocultan los seres humanos que han perdido sus cualidades humanas para convertirse en seres carentes de ellas, de valores éticos y de amor por sus homólogos, para convertirse en meros "succionadores" de la bondad y de la generosidad de los que son diferentes a su condición personal porque, siempre sea cual sea el cumplido realizado, nunca serán capaces de sentarse a la altura de su benefactor, de sentir, de percatarse o de verse en el lugar del otro.
Siempre, se sentirán por encima de ellos, subvalorándolos, porque su incapacidad de ver y sentir lo que la otra persona siente, además de hacerle carecer de toda compasión, misericordia, humanidad o empatía que no le suponga un beneficio y un privilegio manifiesto, y por tanto, que le de cierta notoriedad, antes o después.
Por consiguiente, ambos refranes vienen a determinar lo mismo, salvo que uno suaviza al otro, según sea el lugar en que la penitencia deba llevarse a cabo.
El primero de los refranes tiene un cariz religioso, mientras que el segundo le da un aire más social; pero, de cualquier forma, los dos se relacionan con actitudes negativas y también, ambos dos, los citados "desagradecidos", se creen merecedores de todo. Ejemplo de ello, se ven con frecuencia en el seno familiar. Los padres se creen "dueños" de las ideas, de los gustos o de las preferencias de sus hijos, por el simple hecho de ser sus padres y haberles dado la vida, y por ello, se producen enfrentamiento entre ellos cuando los hijos comienzan a poseer ideas, gustos o preferencias propias y diferentes a las de los padres.
Lo mismo ocurre en otros ámbitos de la vida social como en el trabajo, en las ideologías políticas, en las creencias culturales (como la ablación de las niñas, la esclavitud, la trata de blancas,...) en muchas de las violencias de género al estar convencido que la mujer es de su posesión, en las violaciones, en los abusos deshonestos, en la venta de niños, o en situaciones más cotidianas como esas personas que se creen con derechos sobre las otras, olvidando los buenos modales: como dar las gracias, saludar, dar los buenos días, levantarse en el autobús para dejar que se siente alguien mayor o una mujer embarazada, o aquellos que por tener estudios son capaces de maltratar a otros que no los tienen con su ignorancia, con malos modales, etc, etc, etc,...
¡Hasta pronto, cómplice!
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