"¿Qué cuántos años tengo?
De esta forma, comienza el reconocido poema del autor luso Don José de Saramago, que obtuvo el Premio Nobel en Literatura en el año 1998, siendo el primer escritor portugués en conseguirlo y si la memoria no me falla (que me suele fallar bastante), único escritor de este país condecorado con tal ilustre galardón y por supuesto, muy merecido.
Don José fue un hombre humilde, de ideas demasiadas progresistas para su época, las cuales, le costaron la censura y la persecución de sus obras por su ideología comunista. En esta época se dedicó al periodismo donde encontraba un vía para plasmar su postura ética y estética por encima siempre de partidismos políticos y comprometido con el género humano; aunque esto no le impidió manifestarse en la llamada Revolución de los Claveles que llevó la democracia a Portugal, en el años 1974.
El señor Saramago fue un hombre bueno, algo escéptico y un gran intelectual, lo que le ha llevado a ser considerado como una de las figuras más importantes de la literatura contemporánea por los críticos.
Sus últimos años de vida, sus años de madurez novelesca, los pasó junto a su mujer en la que yo considero la "isla mágica", la isla de Lanzarote. Sin percatarme en un principio de ello, conviví en la misma isla durante varios años por motivos laborales, aunque jamás lo vi. Allá en la isla de los volcanes, los oriundos y los que procedíamos de otras islas o de la península o incluso del extranjero, sentíamos un respeto y admiración absoluto por ese buen hombre, ese gran escritor, por ese Premio Nobel y viceversa. Creo que Saramago encontró en esta isla, la magia, el encanto, la fascinación, el sosiego y la tranquilidad que cualquier artista precisa para fraguar su obra.
"¿Qué cuántos años tengo?" es un poema que nos muestra una faceta un tanto inesperada con solo contemplar su serio semblante. En sus versos, contemplamos a un distendido, relajado, chispeante, reivindicativo, sagaz y todo ello regado con un buen caldo de mordacidad.
Creo que tod@s deberíamos escribir algún día este poema y arrojar su contenido, a los cuatro vientos o a tod@s es@s que teniendo nuestra misma edad, se sienten sepultados, olvidados, apartados, casi inertes para transmitirles que la vida es la que se llena de años (vividos) y no nosotros.
Frecuentemente me preguntan cuántos años tengo....
¡Qué importa éso!
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso o lo desconocido.
Pues tengo la experiencia de los años vividos
y la fuerza de la convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
¡No quiero pensar en ello!
Pues unos dicen que ya soy viejo
otros "que estoy en el apogeo".
Pero no es la edad que tengo,
ni lo que la gente dice,
sino lo que mi corazón siente
y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios
para gritar lo que pienso,
para hacer lo que quiero,
para reconocer yerros viejos,
rectificar caminos y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir:
¡Estás muy joven, no lo lograrás!...
¡Estás muy viejo/a, ya no podrás!...
Tengo la edad en que las cosas
se miran con más calma,
pero con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños,
se empiezan a acariciar con los dedos,
las ilusiones se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor,
a veces es una loca llamarada,
ansiosa de consumirse en el fuego
de una pasión deseada,
y otras... es un remanso de paz,
como el atardecer en la playa...
¿Qué cuántos años tengo?
No necesito marcarlos con un número,
pues mis anhelos alcanzados,
mis triunfos obtenidos,
las lágrimas que por el camino derramé
al ver mis ilusiones truncadas...
¡Valen mucho más que eso!
¡Qué importa si cumplo cincuenta,
sesenta o más! Pues lo que importa:
¡Es la edad que siento!
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
José Saramago
¡Hasta pronto, cómplice!
Vesta
4 comentarios:
Felicidades¡¡ muy lindo Marta¡¡¡
Me alegra que te gustara tanto como me gustó a mi, y también me satisface muchísimo el sentirte por aquí que espero se repita muchas veces más preciosa. ¡Sé feliz!
Vesta
me encanta, justo la edad que tengo ;)
Me alegra mucho que el señor Samaniego, coincida contigo. Por otro lado, te agradezco la visita a mi blog (que lo hacemos todos) y que espero, sea más a menudo.
¡Sé feliz!
Vesta
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