sábado, 6 de agosto de 2016

"Dicen Que La Edad Carece De Importancia"

"Olvida La Edad Que Tienes:
¡Carece De Toda Importancia!"


¡Mira por dónde! Acabo de cumplir mis 54 añitos y me encuentro con un artículo que pregona "El Vivir Tu Vida, Sin Hacer Caso De Tu Edad".

Analizándolo en primera instancia, me parece bastante acertado. Al fin y al cabo, por tener 54 años, no implica ¡qué me sienta como una señora de 54 años! 

Mi cerebro se siente mucho más joven: le encanta la música actual, pero también la de los 80 y los 90, sobre todo. Me emociono escuchando a Frank Sinatra o a Queen y disfruto bailando con Justin Timberlake o con Bruno Mars.  

¡Me encantan las manualidades, el dibujo y la pintura, los juegos de mesa, la playa y el mar que la baña, el olor a eucalipto, al del pino canario y al césped recién cortado! 

Por supuesto, no me siento como una muchacha de 20 años, pero sí como una mujer de 40 y algo. Y esto no significa que reniegue de mi edad y me sienta triste, acomplejada y muy mayor, o algo por el estilo. No, no siento todo eso. Me siento bastante contrariada porque el cerebro va por un lado, mi corazón por otro y mi físico por otro; es decir, creo tener un conflicto en cierto modo generacional con estos tres elementos. 

El cerebro se porta mejor de lo que esperaba después de toda la medicación que tomo al día, las intervenciones en las que se ha visto involucrado indirectamente y las pruebas médicas para facilitar determinados diagnósticos, como el TAC, por el que ha pasado. 

Mi físico es junto con el corazón, los que se han llevado la peor parte. Ha tenido muchas intervenciones, se chuta cantidad de pastillitas y además, se queja continuamente. 

¿Y mi corazón? Es fuerte, muy, muy fuerte y a la vez, extremadamente sensible. Fuerte porque me ha ayudado y continúa ayudándome a soportar por todo lo que el físico ha pasado y pasa diariamente; pero, si nos fijamos en el otro aspecto que solemos asociar al corazón, me refiero al tema sentimental, el de controlador y forjar el equilibrio preciso y adecuado de las emociones y también, como motor incansable de nuestro desarrollo personal, entonces,...; en ese caso, está bastante lastimado y aunque pueda parecer mentira, también es bastante jubiloso, le encanta dar brinquitos, moverse mucho y estar siempre preparado para "la marcha". 

Gracias a todos ellos, a este trío tan particular e importante, sigo viviendo la Vida con altibajos, con mucho sentido del humor, con la seguridad de que "paso mucho" de cosas que antes me hacían mucho daño o me paralizaban o me hacían sentir avergonzada de mi misma. 

Tener 54 años es "una pasada". Ves la vida con otra perspectiva: ahora, más que nunca, sientes la necesidad de gozar del día a día, de exprimir cada hora del día, de disfrutar de cualquier momento por muy tonto o muy interesante que pueda parecer, empiezas a observar al ser humano como alguien tan parecido a ti, al modo de vida, a sus subidas y bajadas,... que todo ello te ayuda a perdonar y a sentirte a gusto con ello, a empatizar con personas que no tienen nada en común contigo e incluso, que ni siquiera conoces personalmente, pero las comienzas a sentir mucho más cercanas y más parecidas a ti de lo que podrías imaginar. 

¡Ahhhh, los niñossssss! Esos pequeños maravillosos hacen que te emociones, que sientas como si sus corazoncitos latieran en tu interior y te elevan hasta el cielo, haciéndote flotar en un mundo de ilusiones, ingenuidades, colores, gritos, canciones, sonrisas,...¡Maravillosos!

¿Y los jóvenes? ¡Vaya, qué fantástico son todos con sus modas, sus estilos de vida, sus alegrías, sus intereses, sus reivindicaciones, sus amores, su música, "su rollo", sus ejemplos de vida, sus risas,...

Yo, tengo la edad que tengo, pero también tengo a la niña que fui dentro de mi y también llevo a la adolescente llena de dudas y a la jovencita que no entendía los cambios que se habían producido en su vida y a la vez, sentía, el placer de unos vaqueros nuevos o el último LP de Dire Straits  que aún permanecen en mi. Todo esto me hace sentirme diferente, un tanto peculiar para algunas personas y sobre todo, me convierte en una multimillonaria en ilusiones, en fe en lo que puedo llegar a ser yo misma, en el sentido del humor que me invade continuamente, en las alegrías ante la visión de mi propio cuerpo y los cambios por los que ha pasado y la ternura que me produce, en las emociones que no consigo controlar cuando siento o veo algo que se me hace especial, único e irrepetible, los colores y la creatividad que me hace sentir que vuelo, al hacer o preparar una manualidad o al hacer un dibujo o al escribir en mi blog. 

Para concluir, yo diría que la edad tiene una importancia relativa en nuestra vida; todo va  en función del elemento a cualificar que escojamos para valorarla. Así pues,  si nos fijamos en las experiencias vitales o bien, en las laborales claramente, los años sí son relevantes. Pero la edad deja de tener importancia, a la hora de disfrutar de la vida, de emocionarse, de enamorarse, de tener ilusiones por cumplir, de nuevas metas que alcanzar,...En definitiva, de vivir la Vida, nuestra Vida,...tengamos la edad que tengamos. 


¡Hasta pronto, cómplice!





2 comentarios:

Una Chica del montón dijo...

¡Di que si! Muy bien dicho :)

Marta Nieves Montero González dijo...

¡Muchísimas gracias por la visita, por dejar un comentario y sobre todo, por simpatizar y empatizar con lo que yo he expuesto en esta entrada. ¡Me encantaría que volvieras cuando a ti te apeteciera! Para mi, este es tu blog, el blog de todos mis cómplices. ¡Hasta pronto, "Chica del Montón" ¡Sé muy feliz!

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