"Un tratamiento intensivo muestra potencial contra la diabetes tipo 2"
Hasta un 40 por ciento experimentaron una remisión temporal
¿Y si en lugar de gestionar la diabetes tipo 2 como una afección crónica, las personas pudieran vencer la enfermedad?
Esa fue la idea subyacente en un pequeño estudio piloto, que sugirió que el tratamiento intensivo con medicamentos orales, insulina, dieta y ejercicio podría acabar con la enfermedad, al menos durante varios meses, en ciertos pacientes.
Hasta un 40 por ciento de los pacientes que fueron tratados experimentaron una remisión completa o parcial durante tres meses, encontró el estudio.
"Ahora somos capaces de posiblemente revertir la diabetes, y eso de verdad motiva a los pacientes para que hagan su mejor esfuerzo en términos de perder peso y asegurarse de que sus niveles de azúcares estén normalizados", aseguró la autora líder, la Dra. Natalia McInnes. McInnes es profesora asistente de endocrinología y metabolismo en la Universidad de McMaster en Ontario, Canadá. Pero relativamente pocos participantes seguían en remisión un año más tarde, anotaron expertos en diabetes.
"Las tasas de remisión de la diabetes no parecieron ser significativamente distintas a las 52 semanas entre los grupos de 'control' y de 'intervención', de forma que los efectos no parecen ser sostenidos", señaló la Dra. Christine Lee, del Instituto Nacional de la Diabetes y las Enfermedades Digestivas y Renales (NIDDK) de EE. UU.
Y el Dr. Philip Kern, profesor de endocrinología en la Universidad de Kentucky, en Lexington, añadió que "si no se sostiene la intervención en el estilo de vida, la enfermedad vuelve".
Los cuerpos de las personas con diabetes tipo 2 no utilizan la insulina de forma adecuada. La insulina es una hormona que ayuda a llevar el azúcar a las células para ser utilizada como combustible.
Primero, el cuerpo responde produciendo más insulina, pero al final el cuerpo no puede producir suficiente insulina como para mantenerse al día con la demanda. Eso conduce a unos niveles crecientes de azúcar en la sangre. Con el tiempo, los niveles descontrolados de azúcar en la sangre pueden dañar los nervios, los ojos, los riñones o el corazón, según la Asociación Americana de la Diabetes (American Diabetes Association).
Se invitó a adultos recién diagnosticados con diabetes tipo 2 a participar en el ensayo. Cada uno se asignó al azar a recibir dos o cuatro meses de tratamiento, o "la atención usual para la diabetes" (el grupo de control).
El ensayo incluyó a 83 personas de 30 a 80 años de edad. Los participantes habían tenido diabetes tipo 2 durante hasta tres años, y gestionaban su diabetes solo con dieta o con uno o dos fármacos. Las personas que ya tomaban insulina se excluyeron del estudio.
El investigador principal, el Dr. Hertzel Gerstein de la Universidad de McMaster, creó la combinación de medicamentos utilizados en el ensayo, dijo McInnes.
Los pacientes recibieron dos medicamentos orales para la diabetes, la metformina (Glucophage, Glumetza, Fortamet) y la acarbosa (Precose), más un tipo de insulina inyectable de acción prolongada llamada insulina glargina (Lantus), basándose en evidencias de que esos medicamentos pueden ralentizar o prevenir la diabetes, explicó Gerstein en un comunicado de prensa de la Sociedad Endocrina (Endocrine Society).
Una vez el experimento comenzó, los dos grupos de intervención dejaron de tomar otros medicamentos para la diabetes e iniciaron el nuevo régimen, según el informe.
Un dietista proveyó un plan de comidas sugerido, animando a los pacientes a prescindir de 500 a 750 calorías al día.
Un kinesiólogo (experto en movimientos corporales) recetó unos programas individuales de ejercicio, con una meta de 150 minutos de ejercicio de intensidad moderada a la semana, en la semana 16 del ensayo. Los pacientes también recibieron podómetros e instrucciones de llegar de forma paulatina a hasta 10,000 pasos al día.
Los miembros del grupo de control recibieron consejos estándar sobre la gestión del azúcar en la sangre, anotaron los autores del estudio.
En cuatro momentos del estudio se administraron análisis de la hemoglobina A1c, que miden los niveles promedio de azúcar en la sangre a lo largo de los dos o tres meses anteriores. Un nivel de A1c por debajo del 5.7 por ciento se considera normal, según la Asociación Americana de la Diabetes.
En el estudio, una remisión completa se definió como una A1c por debajo del 6 por ciento y que no hubiera necesidad de medicamentos para la diabetes. La remisión parcial fue una A1c de menos del 6.5 por ciento sin necesidad de medicamentos para la diabetes.
Tres meses tras la intervención, 11 de 27 personas en el grupo de estudio de 16 semanas experimentaron una remisión completa o parcial de la diabetes, frente a 6 de 28 en el grupo de estudio de cuatro semanas, y cuatro de 28 en el grupo de control, encontraron los investigadores.
No está claro si la remisión de la diabetes se debió a la terapia médica con los fármacos o a la pérdida de peso con la terapia intensiva de estilo de vida, apuntó Lee, director de programa en la división de diabetes, endocrinología y enfermedades metabólicas del NIDDK.
Los autores del estudio no evaluaron el costo de la intervención contra los ahorros potenciales. McInnes sospecha que ahorraría dinero a largo plazo si revierte la enfermedad y previene los gastos relacionados con la atención continua de la diabetes y las complicaciones.
Dijo que se necesitan estudios adicionales para evaluar si es posible lograr unas tasas más altas y prolongadas de remisión con combinaciones similares de terapias.
Kern señaló que el estudio sirve como recordatorio de que las intervenciones del estilo de vida "realmente funcionan" en la diabetes.
El estudio aparece en la edición en línea del 15 de marzo de la revista Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism.
FUENTES: Natalia McInnes, M.D., assistant professor, endocrinology and metabolism, department of medicine, McMaster University, Ontario, Canada; Christine Lee, M.D., program director, division of diabetes, endocrinology and metabolic diseases, U.S. National Institute of Diabetes and Digestive and Kidney Diseases, National Institutes of Health, Bethesda, Md.; Philip Kern, professor of endocrinology, University of Kentucky, Lexington; March 15, 2017, Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism, online
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