"Me habitué a mi a persona"
Me habitué
a ocupar toda la cama al dormir,
o a compartirla con mis perritos si me apetecía;
a cocinar cuándo y lo qué me da la gana,
y a acostarme a la hora que quisiera.
Me habitué
a no dar explicaciones
y hacer lo que me gusta,
sin que me importe quién me pueda criticar.
Me habitué
a comer a media noche, si me apetece,
y a ver mis programas favoritos,
a cantar en voz alta y bailar con mi silla,
o con mi muleta, por toda la casa.
Me habitué
a recibir llamadas a cada rato,
y contestar sólo cuando podía llegar al teléfono;
a salir sola y a viajar hasta el infinito y más allá,
siempre que mi imaginación me apoyaba.
Me habitué
al olor de mi café, por las mañanas
y a los juegos matinales con Chiki y Popy;
a tardar lo necesario, cuando me toca arreglarme,
siguiendo el ritmo que mi cuerpo marca
y a cancelar citas a último momento
sólo porque sí.
Me habitué
a mis cosas,
a mis ilusiones,
a mis emociones,
a mis esfuerzos,
a mi fortaleza,
a mis dolores y mis alegrías,
a mi vida,
a estar sola...
Y he concluído que adaptarme a mi persona,
sigue siendo, un camino simplemente,...
MARAVILLOSO.
¡Hasta pronto, cómplice!
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