"¡Acuérdate de soltar el vaso!"
Un psicólogo en una sesión grupal levantó un vaso de agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta: ¿está medio lleno o medio vacío?
Sin embargo, preguntó:
- "¿Cuánto pesa este vaso? "...
Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos.
El psicólogo respondió:
- "El peso absoluto no es importante, depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo 1 minuto, no es problema; si lo sostengo 1 hora, me dolerá el brazo; si lo sostengo 1 día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso real del vaso no cambia, pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado y más difícil de soportar se vuelve".
Y continuó:
- "Las preocupaciones de nuestro día son como el vaso de agua: si piensas en ellas un rato, no pasa nada; si piensas un poco más, empiezan a doler; pero si piensas en ellas todo el día, acaban paralizándote, te impiden hacer nada".
- Es bueno soltar los desasosiegos circulares, es decir, aquellos que no nos llevan a ninguna parte y que únicamente nos causan malestar emocional.
- Es bueno soltar las cargas circulares, es decir, aquellas disgustos que aguantamos o soportamos sin encontrar salida o sin buscar una posible solución a ellas.
- No soltar, supone cargar con el peso real, es decir, con la carga emocional que supone un disgusto y con el peso subjetivo, o lo que es lo mismo, aquel que vamos imaginando y añadiendo al peso real, nuestra interpretación del disgusto.
Acumular tensiones y preocupaciones o soltar las cargas... todo depende de nosotros mismos.
Por eso no es bueno aferrarse demasiado tiempo, ni muy fuerte al vaso.
El vaso pesa su peso real y su peso subjetivo, por eso, siempre tenemos que tener presente acordarnos de soltar el vaso.
SOLTAR,... SOLTAR,... SOLTAR,...
Todo esto es un proceso que nos llevará tiempo y muchas experiencias de errores y aciertos, pero por nuestro bienestar emocional, debemos esforzarnos en quedarnos siempre con el peso real del vaso y así lograremos soltarlo cuando es necesario y que no se nos convierta en una carga difícil de llevar o peor aún que nos lastime y nos limite nuestras vidas.
¡Hasta pronto, cómplice!
Vesta
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